Ya está pensado: voy a reunir en este blog todos los artículos de mi primer blog. Se llamaba "Galastah: para que no se duerma mi conciencia" . Como me he acostubrado al formato de blogspot, me resultaría más cómodo tenerlo todo en este espacio.
Por tanto, no os extrañéis si veis por aquí artículos del pasado. Mi anterior blog recogía más mi pensamiento social y diversas opiniones muy mías sobre sucesos de la vida diaria o sobre cómo está el mundo. Creo que esa vertiente mía también la puedo incluir en este blog, aunque en principio fuera creado para fines más "literarios".
Al principio de cada artículo, incluiré una entradilla explicando de qué va y en qué condiciones fue escrito. Espero que os guste.
Bueno, ahí va el primero. Se llama "El inicio" y se trata del post inicial.
EL INICIO
Aquí comienza mi andadura en el mundo de los blogs, el siete de diciembre de 2007... buena fecha.
El motivo del nacimiento de este blog soy yo misma, y las ideas que desde hace algún tiempo me martillean la cabeza, ideas que me remiten a una realidad de la que es imposible escapar, y a la que ignorar sería lo más cómodo, aunque no lo más comprometido. Por eso he llamado así al blog: "Para que no se duerma mi conciencia", inspirado, como la mayoría ya habrá adivinado, en el título de un álbum del gran Manolo García, "Para que no se duerman mis sentidos". Está muy bien que no se duerman los sentidos que, queramos o no, son nuestro punto de conexión con la realidad, pero que se duerma la conciencia puede ser letal, tal vez no para nosotros, o nuestros cuerpos (porque nuestra mente sí estaría algo muerta), sino para la humanidad en general. Aquí tal vez debería hacer una advertencia: el despertar de nuestras conciencias no va a salvar a nadie automáticamente (¡ojalá!), pero sólo desde la concienciación se podrá hacer algo. Tal vez no sirva para nada, pero pasar desde luego no nos va a servir. Otro cantautor de los que me gustan asegura que otro mundo es posible. El problema es que a la hora de aplicar esa gran idea, al menos una servidora no sabe por dónde empezar. Tal vez el despertar de las conciencias sea el punto de partida necesario, aunque no suficiente, para conseguirlo y su difusión, la puerta a un contagio deseable y soñado de despertares.
Este blog nace como un espacio para expresar mis propias opiniones sobre algunos temas. No soy especialista en casi nada, y mis ideas tal vez puedan resultar prescindibles a cualquiera, pero yo siento la necesidad de expresarlas y, ¿por qué no? de compartirlas. De todos modos, la mayoría de la gente a la que conozco tampoco son grandes especialistas, sino gente muy corriente, que va a currar cada mañana - a veces refunfuñando cuando la hora es indecentemente temprana -, y cuenta entre sus máximas aspiraciones con hacer estable ese curro, comprar una casa, conseguir una pareja o conservar la que tiene y mejorar el plan para el fin de semana. Pero debe haber algo más, ¿no? En mi caso ese algo más se traduce en las ideas que, como he dicho al principio, me martillean la cabeza cada vez más. Buscaba un medio para hacerlas salir, y resulta que la opción de un blog me ha parecido buena, así que aquí estoy dispuesta a ello.
Cuentan que hubo un hombre que quiso comprar la verdad. Le advirtieron de su altísimo precio, pero insensato, optimista y seguro a partes iguales, declaró que poseía todo el dinero necesario para tal transacción. Pobre desgraciado... Se le demudó el semblante y palideció por completo cuando escuchó el precio, porque no existía dinero que pagara la verdad. El auténtico precio era no volver a gozar de un minuto de paz en toda su vida. Como podéis imaginar, dejó la compra para otro día, tenía que pensárselo... Para todos aquellos que no hemos comprado la verdad, pero que la vislumbramos apenas por el rabillo del ojo, para aquellos a los que no les gusta lo que ven, aunque haya quien intente envolverle la realidad en dorado papel de regalo, este blog.
El motivo del nacimiento de este blog soy yo misma, y las ideas que desde hace algún tiempo me martillean la cabeza, ideas que me remiten a una realidad de la que es imposible escapar, y a la que ignorar sería lo más cómodo, aunque no lo más comprometido. Por eso he llamado así al blog: "Para que no se duerma mi conciencia", inspirado, como la mayoría ya habrá adivinado, en el título de un álbum del gran Manolo García, "Para que no se duerman mis sentidos". Está muy bien que no se duerman los sentidos que, queramos o no, son nuestro punto de conexión con la realidad, pero que se duerma la conciencia puede ser letal, tal vez no para nosotros, o nuestros cuerpos (porque nuestra mente sí estaría algo muerta), sino para la humanidad en general. Aquí tal vez debería hacer una advertencia: el despertar de nuestras conciencias no va a salvar a nadie automáticamente (¡ojalá!), pero sólo desde la concienciación se podrá hacer algo. Tal vez no sirva para nada, pero pasar desde luego no nos va a servir. Otro cantautor de los que me gustan asegura que otro mundo es posible. El problema es que a la hora de aplicar esa gran idea, al menos una servidora no sabe por dónde empezar. Tal vez el despertar de las conciencias sea el punto de partida necesario, aunque no suficiente, para conseguirlo y su difusión, la puerta a un contagio deseable y soñado de despertares.
Este blog nace como un espacio para expresar mis propias opiniones sobre algunos temas. No soy especialista en casi nada, y mis ideas tal vez puedan resultar prescindibles a cualquiera, pero yo siento la necesidad de expresarlas y, ¿por qué no? de compartirlas. De todos modos, la mayoría de la gente a la que conozco tampoco son grandes especialistas, sino gente muy corriente, que va a currar cada mañana - a veces refunfuñando cuando la hora es indecentemente temprana -, y cuenta entre sus máximas aspiraciones con hacer estable ese curro, comprar una casa, conseguir una pareja o conservar la que tiene y mejorar el plan para el fin de semana. Pero debe haber algo más, ¿no? En mi caso ese algo más se traduce en las ideas que, como he dicho al principio, me martillean la cabeza cada vez más. Buscaba un medio para hacerlas salir, y resulta que la opción de un blog me ha parecido buena, así que aquí estoy dispuesta a ello.
Cuentan que hubo un hombre que quiso comprar la verdad. Le advirtieron de su altísimo precio, pero insensato, optimista y seguro a partes iguales, declaró que poseía todo el dinero necesario para tal transacción. Pobre desgraciado... Se le demudó el semblante y palideció por completo cuando escuchó el precio, porque no existía dinero que pagara la verdad. El auténtico precio era no volver a gozar de un minuto de paz en toda su vida. Como podéis imaginar, dejó la compra para otro día, tenía que pensárselo... Para todos aquellos que no hemos comprado la verdad, pero que la vislumbramos apenas por el rabillo del ojo, para aquellos a los que no les gusta lo que ven, aunque haya quien intente envolverle la realidad en dorado papel de regalo, este blog.
No hay comentarios:
Publicar un comentario