martes, 4 de agosto de 2015

LA LUNA EN TI



Reportaje magnífico, intuitivo y liberador sobre nuestra naturaleza femenina.

https://vimeo.com/40773282

lunes, 3 de agosto de 2015

LA COCINA DE LA ESCRITURA DE VÍCTOR SANZ



Una web muy interesante para escritores noveles y gente a la que aspira a poner negro sobre blanco con calidad y garantías:

http://victorjsanz.es/la-cocina-de-la-escritura/

domingo, 2 de agosto de 2015

ESCAPANDO DE LA RED SOCIAL



No es lo mismo, por supuesto. Estar en una red social con casi 150 amigos, algunos de los cuales ni siquiera recuerdas que te seguían hasta que no repasas la lista, no es lo mismo que escribir en un blog. La moda del blog ya ha pasado, admitámoslo.

No es lo mismo, porque estar pendiente de las publicaciones de todos tus amigos y, sobre todo, de lo que ellos opinan de las tuyas, genera una dinámica de fabulosa evasión. Evasión del mundo que te rodea, de la salud cada vez más decadente de tu mascota, de lo que te dice tu madre sobre no sé qué de unos tomates más baratos y maduros en un establecimiento que en otro (asientes de vez en cuando, pero te enteras de que habla de tomates casi de milagro), DE TI MISMA, al fin y al cabo. Cuando estás inmersa en una red social, tu vida te persigue, pero tú eres más rápida.

Un día te das cuenta de que empiezas a verlo todo con cinismo, sobre todo esos cartelitos infumables que hablan sobre la felicidad, la realización personal, el modo de educar a los niños y otras zarandajas. Un cinismo amargo te corroe, y tienes ganas de comentar todos y cada uno de ellos, para mandar a la mierda tanta pseudo-filosofía de baratillo, y a veces incluso lo haces. Con muy buenas palabras, eso sí, pero lo haces; esa necesidad te asalta sobre todo cuando estás premenstrual y morderías en la nuca al mundo entero, y de paso le arrearías una patada en el culo. Como tus palabras han sido las correctas - sólo ligeramente mordaces, si no, no tendría gracia - te contestan también con mucha educación, y ahí está el juego... Argumentas, das razones, expones detallados y pormenorizados análisis, pones ejemplos, rebates punto por punto con un dominio de la retórica que ni el mismísimo Quintiliano, discrepas, disputas, refutas, replicas... Le das marcha al EGO, el ego está en su salsa, a tu ego le sienta bien la red social si tienes el don de la palabra. Y yo lo tengo.

Unos días más tarde - esto cuesta más de reconocer, pero todo llega en esta vida - te percatas también de que vives para que te adulen por el preciosismo de tus publicaciones y lo acertado de tus comentarios. Te luces en estas actividades y luego estás pendiente a cada hora de si hay actualizaciones, de si alguien se ha percatado ya de lo fabulosa que eres, de lo ingeniosa y aguda que ha resultado tal o cual respuesta, de la gracia y el buen gusto de tus aportaciones. Tal vez quieras negarlo, pero tu ego está más ensoberbecido e hinchado que "Sin Cara", el personaje de El viaje de Chihiro, en sus peores momentos. 

A esas alturas, la vorágine ya te ha engullido por completo. Te aburres - aunque te atrevas a asegurar que a ti nunca te pasa eso - y compulsivamente entras en la red social: carteles, más carteles, fotos de la playa, fotos de cenas, fotos de viajes, tus curradísimos posts, tus magníficos comentarios, los "me gusta", las reglas de un mundo virtual y artificial que conoces y has aceptado en tu vida, que te ha engullido la existencia, que día tras día, minuto tras minuto, te chupa la energía creativa, el tiempo con los tuyos, la atención... prácticamente todo lo que eres y lo que valoras. 

Conoces gente que está al margen. Hay poca, pero la hay. En mi caso es alguien muy cercano. Ves su expresión mientras mira por la ventana, mientras lee un libro, mientras reposa, mientras hace. Y cuando hace, todo su ser hace. No hay división, no hay urgencias del ego, al menos no tan apremiantes y esclavizadoras como las que tú experimentas.

Un buen día, pero bueno de verdad, te alcanza un zarpazo, un zarpazo de asco por esa cochina dependencia, de miedo al ver en lo que andas metida, de ganas de huír. Celébralo. Como he dicho, es un buen día, un día inmejorable. Te das cuenta de que sólo se crea en la oscuridad, en el fondo legamoso de la soledad creativa, que sólo bajando a las profundidades y olvidando un poco al ego se puede limpiar el río, se puede estar en contacto con las fuentes primigenias de tu esencia, aquellas de las que surgen las chispas de agua y fuego que lo prenden todo, que lo mojan todo provocando estallidos de fertilidad.

Y huyes. En un par de jornadas como mucho, si tú quieres, puedes tener hechas las maletas. A algunos - los menos - los emplazarás para mantener el contacto por otras vías menos viciadas. A otros ni siquiera les dirás "adiós". Desapareces. Sin más. No es tan difícil.

Pero sabes que necesitarás expresarte, y recuerdas entonces tu pobre y modesto blog. Lo abandonaste por el glamour y la atención de la red social. Ahora lo recuperas, y te percatas del mordisco de soledad que supone escribir en él. Es un ejercicio parecido a contarle tu vida a la pared o, más poéticamente, a las estrellas. Sabes que casi nadie lo leerá, y es curioso, porque mientras que en la red social hay gente dispuesta a tragarse unos tochos infumables en los que hablas de tus sentimientos, y esto y lo otro, leer un blog provoca cierta impaciencia, cierto picor, la sensación de que estás leyendo sin demasiada esperanza de interacción o respuesta. 

Y eso es bueno. Ya lo creo que lo es.