viernes, 24 de julio de 2009

EL IRREMEDIABLE RETORNO DE LOS RECUERDOS OLVIDADOS


Existe un lugar perdido en un oscuro recoveco del alma. Es difícil acceder allí, y a veces resulta sencillamente imposible. En ese lóbrego escondite acechan los recuerdos olvidados. ¿Se puede olvidar un recuerdo? Por supuesto, al igual que se puede traicionar la memoria. El motivo siempre es el mismo: olvidamos para protegernos... de la vergüenza, del miedo, de la intensidad de unos ojos que podrían dislocar nuestros esquemas, de un amor frustrado...

Permanecen en letargo, resguardados, esperando su momento, y su momento siempre llega. Se despiertan con la fuerza de un vendaval por el tímido roce de la seda: un olor, un color, una canción, una voz... no es necesario más para abrirles la puerta y desatar la tormenta.

Entonces sólo queda recorrer de su mano las procelosas sendas de la memoria, sacar del mundo de la casualidad algunas señales perdidas que tal vez no significaron nada, suspirar por tiempos pretendidamente mejores, dejarse arropar por la nostalgia... y finalmente, volver.

Volver a la realidad del presente, tan duro como todos los presentes que se pierden en añoranzas, hacer que los recuerdos retornen nuevamente a la caja del olvido que nunca debieron abandonar, y de la cual, seguro, volverán a escapar tras otro roce de seda, y vivir... a pesar de los ecos del pasado.





1 comentario:

javier dijo...

Una mirada me guía por el camino luminoso hasta el misterio de tu alma.

Los recuerdos no deben endurecer nuestra piel, más bien abrir nuestros labios con una sonrisa al triunfo de sensaciones nuevas.

Nada más hermoso que el retorno a la vida con una palabra,un suspiro o una caricia.
(Me gusta lo que escribes).Saludos,Mentalia