viernes, 26 de noviembre de 2010

FRONTERAS

Cambian las fronteras en un suspiro, en un abrir y cerrar de ojos. Un vídeo que dura cinco minutos y que retrata mil años de Historia humana así lo muestra: Europa, la vieja Europa, se fragmenta, se vuelve a unir, se hace añicos o sucumbe a las garras de un poder totalitario, se llena de cicatrices... hasta llegar a mostrarse con su rostro actual, un rostro amable que, sin poder evitarlo, siento que oculta muchas mentiras y aún más hipocresía.
Cambian las fronteras, y millones de seres humanos, a menudo totalmente anónimos, pasan sus vidas marcados por ellas sin ser recordados, siendo tenidos en cuenta únicamente por la gente que han amado y quienes los ha amado a ellos, gente que también se pierde sin nombre en las cifras de los libros de Historia. ¿No es curioso? Olvidamos a los seres humanos, pero recordamos las fronteras, las dibujamos sin cesar en los mapas, las consignamos en las crónicas.


Vértigo... cuando miras un mapa de la Prehistoria, sin fronteras, sin líneas, diáfano, es una sensación muy diferente a la que transmiten los abigarrados mapas políticos de los últimos mil años, y sin embargo, el ser humano es el mismo siempre, las mismas virtudes, los mismos monstruos y fantasmas, el mismo ser insignificante que se apresura con ansia a marcar su territorio para decirle al vecino hasta donde puede pasar; en eso nos parecemos bastante a los perros, meando siempre en las esquinas para que todos sepan lo que es nuestro, y en realidad hay tan pocas cosas que lo son realmente, tal vez sólo unos años de vida, un vehículo corporal para transitar por el mundo, un cerebro para crear maravillas y un alma para sentir... y también mil posibilidades de ser felices a nuestro alcance.


¿Cómo debe vérsenos desde el espacio? Millones de hormiguitas construyendo absurdos muros que nos separan, que nos alienan, que convierten al otro en enemigo, que sirven para humillar y limitar a aquellos que son nuestra propia imagen. Y mientras tanto, el pensar mal del prójimo se ha convertido en la actitud estrella: se desconfía, se recela, se mira siempre con precaución, se evita, se aparta, se excluye... Se define al contrario sólo para sentirnos más aceptados por un grupo, levantando fronteras también en nuestro corazón.